viernes, 9 de octubre de 2015

El papel de la prensa: reflexiones en transición, de Rafael Alvarez Gil

    Cómo se sostiene un modelo de negocio que hace aguas desde la Gran Recesión de 2008

"Nada será como lo era antes".

    ¿Qué pensarán dentro de unas décadas los analistas de la prensa ―si es que existe.

    Predijeron y predicen que la prensa en papel moriría hace quince años, hace cinco o ayer mismo. O que mañana ya no habrá periódicos en los quioscos, porque lo digital lo ha arrasado todo: hoy con las tabletas y los teléfonos inteligentes, y en breve vaya usted a saber con qué dispositivos,
o quizás sin necesidad de ellos, porque las noticias volarán en el espacio y las captaremos desde receptores incrustados en la piel como quien lleva un pendiente o un piercing (cosas más difíciles hemos visto desde que nació Internet).
   
     Superado en este primer párrafo el capítulo de las digresiones, avanzo al lector que tiene entre sus manos el ensayo de un apasionado del periodismo. De un politólogo, doctor en Derecho, político en el sentido griego del término, pero por cuyas venas corre el periodismo. Y ese periodismo que lo conmueve y lo agita no es el de aquel mero notario de la realidad -como se decía antes-, sino el de quien lee con pasión y quien escribe convencido de que es preciso dotar al lector de instrumentos para que formule opiniones sólidas. Convicciones que luego igual no coinciden con las del periódico que lee, pero que acepta con deleite porque sabe lo sano que es que haya diferencia de ideas, debate y respeto entre quienes las profesan.
    Estructurado en tres bloques, trufado de datos y de ejemplos concretos, el libro va caminando sobre las miserias del periodismo en un tiempo concreto: el de la gran crisis económica que hace que, como señalaba al principio, nada sea como lo fue antes. Y es que al tiempo que el capitalismo se asomaba al precipicio de la mayor crisis desde 1929, el periodismo asistía al progreso de la comunicación de la mano de la tecnología, en un proceso a velocidades muy diferentes que alumbraba la gran paradoja de esta profesión: el consumo de información es mayor que nunca en la historia y el negocio es menor que nunca.  Quizás porque, como muy bien analiza Rafael Álvarez Gil, una cosa es la información y otra muy diferente es la comunicación.